LA CONFESION O SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION
Para pensar ...
1.¡A confesar, a confesar, a confesar! Que
Cristo ha derrochado misericordia con sus criaturas. Las cosas no marchan,
porque no acudimos a Él, a limpiarnos, a purificarnos, mucho deporte...
¡Bien, maravilloso! ¿Y ese otro deporte del alma? ¿Y estas duchas que nos
regeneran, que nos limpian y nos purifican y nos encienden? ¿Por qué no
vamos a recibir esa gracia de Dios? Al Sacramento de la Reconciliación y a
la Sagrada Comunión, pero no nos acerquemos a la Comunión si no estamos
seguros de la limpieza del alma”.
2. Invita a
confesar a tus amigos, a tus parientes, a las personas que amas. Y que no
tengan miedo, si han de cortar algo, lo cortarán.
Diles que no bastará
acudir una sola vez a la Confesión, que necesitarán ir muchas, con
frecuencia; como cuando se llega a una cierta edad, o cuando hay una
circunstancia de enfermedad, no se va una sola vez al médico, sino a
menudo; y se consulta con frecuencia, y siempre te toman la presión arterial y
ordenan exámenes, pues lo mismo, lo mismo con el alma.
3. El Señor está
esperando a muchos para que experimenten una gran alegría y paz en el Sacramento de la
Reconciliación, y les tiene preparado un gran banquete, el de las bodas, el de la
Eucaristía; el anillo de la alianza, de la fidelidad y de la amistad para
siempre. ¡ vayámonos a confesar! (...). ¡Que sea mucha la gente que se acerque al
perdón de Dios!.
4. Siempre que nos
reconciliamos con Dios, cada día, nuestro corazón se llena de gozo y también el
del Señor, cada vez que dejamos que El nos encuentre, somos la alegría de Dios
en el mundo.
5. ¡ El corazón de
Jesús desborda de alegría cuando ha recobrado el alma que se había extraviado !
6. También nosotros
experimentamos una alegría muy particular, cuando hemos acercado a un amigo o a
un pariente al sacramento de la reconciliación, donde Jesús lo espera con los
brazos abiertos.
7. ¡ Si supiéramos
con que amor nos espera Cristo en cada confesión! ¡Si pudiéramos comprender su interés en que volvamos!
8. Los cuidados y
atenciones de la misericordia divina sobre el pecador arrepentido son
abrumadores.
9 Cuenta un antiguo
himno de la iglesia:
“ Señor has quedado extenuado buscándome.....” ¡
que no sea en vano tan grande fatiga ¡
Recopilado por: Dr. Hernán González
Ing. Antonio Márquez
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ADVIENTO CON RECONCILIACIÓN
En este tiempo litúrgico
de Adviento, nos disponemos de mente y corazón para recibir a Jesús, segunda
persona de la Trinidad Beatísima, el Señor de la historia, el Salvador y Redentor
del mundo; por lo tanto ese recibimiento debe darse en el mejor clima posible,
con mucha disponibilidad para entender y vivir profundamente el misterio de la
encarnación; para ello debemos, con gran humildad, aceptar que es preciso
reconciliarnos con el Dios uno y trino para que la alegría impregne toda
nuestra existencia y se dé con anchura
esa experiencia de Dios en nosotros.
Preparemos
este clima con el Sacramento de la Reconciliación. Hace 33 años, cercana ya la
Navidad de 1980, el Papa Beato Juan Pablo II, estuvo con más de dos mil niños
en una parroquia de Roma. Y comenzó la catequesis:_ ¿ Cómo se preparan para la
Navidad ? Y responden los niños gritando: _Con la oración. _Bien, les dice el
Papa, pero también con la CONFESIÓN. Tienen que confesarse para acudir después
a la Comunión. ¿ Lo van hacer ? Y los miles de niños , más fuerte todavía responden: _¡ lo haremos ! _Si, deben
hacerlo, les dice Juan Pablo II. Y en voz más baja les dice: _El Papa también
se confesará para recibir dignamente al Niño Dios.
Hagámoslo
también nosotros en los días que faltan para la Noche Buena, con más amor, con
más contrición cada vez. Porque siempre podemos recibir con mejores
disposiciones este Sacramento de la Misericordia Divina, como consecuencia de
examinar a fondo nuestra alma.
Debemos
recordar y aplicar aquello que aprendimos en nuestra preparación para la
Primera Comunión y que ya siendo adultos no aplicamos; se trata de los cinco
pasos para hacer una correcta confesión, a saber:
1. Examen de conciencia.
2. Dolor de corazón.
3. Propósito de enmienda.
4. Decir los pecados al confesor.
5. Cumplir la penitencia.
1.
Examen de conciencia.
Es recomendable hacerlo diariamente antes de irnos a
dormir, repasamos mentalmente todo lo hecho durante el día (pensamientos,
palabras y obras) e identificamos lo que sabemos que no le agrada a Dios y
pedimos perdón por esas faltas. El examen de conciencia nos permite irnos
conociendo a nosotros mismos cada vez más profundamente, de tal manera que
podemos hacer planes de lucha (ascética) para erradicar defectos sustituyéndolos
por virtudes, por ejemplo: si digo mentiras con frecuencia, me propongo decir
siempre la verdad.
2.
Dolor de corazón.
Es el dolor que sentimos o debiéramos de sentir
cuando hemos ofendido a Dios que tanto nos ama, es como devolverle a Él, ingratitud y desamor por el
gran amor que nos tiene; es la contrición que se da en nuestro corazón por el
dolor de haber pecado y como dice el
salmo 50: “ un corazón contrito te presento y a un corazón contrito Tú nunca lo
desprecias”.
3.
Propósito de enmienda.
Es la firme decisión de no volver a cometer los
pecados que nos causan la contrición. Es la lucha diaria en nuestro interior
que debemos plantearnos para ser mejores cada día y así seguir el camino de
santidad al cual estamos llamados todos los cristianos católicos. Todos los grandes
Santos pasaron por este proceso y si ellos lograron la meta ¿por qué nosotros
no?
4.
Decir los pecados al confesor.
Debemos ser extremadamente humildes, sinceros,
breves y precisos con el sacerdote, recordemos que en este sacramento él representa
a Cristo y es el mismo Cristo quien nos da el perdón. Soltemos primero esos
pecados que nos dan más pena decirlos y así nos sentiremos aliviados
propiciando que el resto de las faltas fluya sin temores.
5.
Cumplir la penitencia.
Es un acto de piedad o misericordia que nos sugiere
el sacerdote, debemos cumplirlo al pie de la letra cuando salimos del
confesionario ya livianos y alegres, esta penitencia la cumpliremos con mucho
amor.
Si recurrimos con frecuencia al sacramento de la Reconciliación,
nuestra vida irá mejorando para nuestro bien y el de las persona que conviven
con nosotros (familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos etc.)
.
¡ ANÍMATE, NO TIENES NADA QUE PERDER Y MUCHÍSIMO QUE
GANAR !
Elaborado por: Ing. Antonio Márquez
Dr. Hernán González