¡FUEGO EN EL MUNDO!
A lo largo de los siglos siempre hemos buscado acomodar la
persona y el mensaje de Jesucristo a nuestras ideas, gustos e intereses.
Fabricamos imágenes de Cristo, sean materiales, filosóficas y hasta
espirituales, de acuerdo a lo que pensamos - con muy buen corazón - que Cristo
debe ser y hacer.
La imagen del Cristo bondadoso,
lleno de cariño y paz, de comprensión y ternura, de misericordia y perdón,
amigo y hermano, nos es muy cercana e indudablemente responde a muchas de las
interrogantes y vacíos de nuestra existencia; pero hoy el evangelio nos muestra
un Cristo duro y hasta violento, imagen que a muchos agrada y que no han dudado
en plasmar en cuadros intitulados “revolucionarios”. Una imagen que a muchos
nos desconcierta y por eso la rechazamos, o la manipulamos de acuerdo a los
intereses.
La verdad es que a Jesucristo no
lo podemos reducir a ninguna imagen: sigue siendo válido el mandamiento de
Éxodo 20,4, en el cual se prohíbe hacer imágenes divinas.
Todos nuestras
pretensiones de hacer un Jesucristo a la medida de nuestras ideas, es un pobre
intento por domesticarlo. Y no es que el Señor no esté cerca de todos nosotros,
sólo que somos nosotros quienes tenemos que aprender de él y amoldarnos a su
persona y a su mensaje.
Ante imágenes bobaliconas de
Jesús se han inventado imágenes político/revolucionarias: Cristo con boina y
fusil, dispuesto a aniquilar a los obradores del mal. Cristo, con apodo de
revolucionario, siempre ha llamado la atención.
Sin duda alguna cae simpática
la imagen de un Cristo violento cuando nuestro corazón está lleno de violencia;
sin duda alguna reflejamos en él nuestro deseo de ver derrotado para siempre el
mal y como la única vía rápida e inmediata que tenemos es extirpando de raíz el
mal, la violencia es buena consejera.
Hoy el Señor nos presenta una
faceta dura, difícil de entender;
“no he venido a traer paz, sino división”;
Es
la fuerza de la luz que derrota las tinieblas y lógicamente a las tinieblas no
les gusta.
Para quienes no tienen su corazón abierto al amor, la justicia, la
solidaridad, la verdad y el bien, la persona de Jesús les resulta incómoda y
perturbadora; para quienes han hecho del egoísmo su modo de vida, la persona de
Jesús se convierte en un enemigo que hay que aniquilar. Quienes decimos creer
en Cristo debemos estar preparados para
“derrotar el mal a fuerza de hacer el
bien” (Rm 12, 21).
Primera Lectura:
Jeremías: 38,4-6. 8-10
Lectura del Profeta Jeremías.
En
aquellos días, los príncipes dijeron al rey:
- Muera
ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la
ciudad, y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el
bien del pueblo, sino su desgracia.
Respondió
el rey Sedecías:
-
Ahí lo tienen, está en su poder: Y el rey no puede nada contra ustedes.
Ellos
se apoderaron de Jeremías y lo arrojaron en el pozo de Melquías, príncipe real,
en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el pozo no había agua,
sino barro, y Jeremías se hundió en el barro.
Ebedmelek
salió del palacio y habló al rey:
-Mi
rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías,
arrojándolo al pozo, donde morirá de hambre (porque no quedaba pan en la
ciudad).
Entonces
el rey ordenó a Ebedmelek:
-Toma
tres hombres a tu mando, y saquen al profeta Jeremías del pozo, antes de que
muera.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: Salmo 39
Señor, date prisa en socorrerme.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me levantó de la fosa fatal,
del charco fangoso;
afianzó mis pies sobre roca
y aseguró mis pasos.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos al verlo quedaron asombrados
y confiaron en el Señor.
Yo soy pobre y desdichado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación,
Dios mío, no tardes.
Segunda Lectura: Hebreos 12,1-4.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a
los Hebreos.
Hermanos:
Una
inmensa cantidad de espectadores nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos
estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin
retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe:
Jesús, que
renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, sin miedo a la deshonra, y
ahora está sentado a la derecha del Padre.
Recuerden al que soportó la
oposición de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo. Todavía no han
llegado a derramar su sangre en la pelea contra el pecado.
Palabra de Dios
Evangelio: San Lucas
12,49-53.
+ Proclamación del santo Evangelio según San Lucas
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"He venido a prender fuego en el
mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué
angustia hasta que se cumpla!
¿Piensan
que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En
adelante una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra
tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la
madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la
nuera contra la suegra."
Palabra del Señor
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ORACION
Señor nuestro Jesucristo,
eres en verdad la auténtica revolución,
pues traes la verdad y la vida,
la justicia y la libertad,
la alegría y la solidaridad,
el perdón y la fraternidad
el amor y la misericordia.
Y porque eres en verdad revolucionario
nos desconciertas con tu Palabra:
“No he venido a traer paz, sino división”.
Por eso humildemente te pedimos:
ayúdanos a entender tu mensaje,
ayúdanos a comprender tu misión
ayúdanos a no manipular tu palabra viva
y tu propuesta de salvación.
Señor y amigo,
concédenos tu Espíritu
para vivir de acuerdo a tu evangelio,
para ser fieles a tu Palabra,
perdonando de corazón toda ofensa,
y perdonando de verdad toda agresión. Amén.